Empezamos ayudando a un taller mecánico familiar
En 2019, Lucinda Faustino dejó su puesto en banca corporativa porque quería trabajar con empresas reales. El primer cliente fue el taller de su cuñado, que necesitaba entender sus márgenes antes de ampliar instalaciones. Funcionó.
Tres meses después, el dueño del bar de al lado preguntó si podíamos revisar sus números. Luego vino una tienda de reformas. Y así. No teníamos plan de crecimiento. Simplemente respondíamos cuando alguien necesitaba claridad en sus finanzas.
Hoy trabajamos desde un espacio en Plaza de las Tendillas con un equipo pequeño. Seguimos prefiriendo reuniones en persona, aunque hacemos videollamadas cuando tiene más sentido. Y seguimos diciendo que no cuando un proyecto no encaja con lo que sabemos hacer bien.